Sócrates se encontraba en la cárcel esperando a ser ejecutado. Un día oyó a otro prisionero que cantaba una difícil canción del poeta Stesichoros.
Sócrates pidió a su compañero que le enseñara aquella canción.
- ¿Para qué?, le pregunto el otro.
- Para que pueda morir sabiendo una cosa más. Fue la respuesta del filósofo.
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