lunes, 24 de enero de 2011

LOS DOS EREMITAS
En una solitaria montaña vivían dos eremitas que adoraban a Dios y se amaban el uno al otro.
Los dos eremitas tenían una escudilla de barro y ésta era su única posesión.

Cierto día, un mal espíritu entró en el corazón del más viejo, y acercándose al menor, le dijo: “Hace ya mucho que vivimos juntos. Ha llegado la hora de separarnos. Dividamos nuestras posesiones.
Entonces el menor de los eremitas se entristeció, y dijo: “Hermano, me aflige mucho el que tú quieras dejarme. Pero si es necesario que lo hagas, así sea”. Y trajo la escudilla de barro y se la entregó, diciendo: “No podemos dividirla, Hermano: que sea tuya”
.
Entonces el ermitaño mayor, contestó:
“No acepto ninguna caridad. No tomaré sino lo que es mío. Debe ser dividida”.
Y el menor dijo: “Si partimos la escudilla ¿para qué nos servirá después? Si te place, mejor juguémosla a la suerte”.
Pero el más viejo de los eremitas, insistió: “No pido más que justicia ni más de lo que me pertenece, y no quiero confiar la justicia y lo que me pertenece a la buena ventura. La escudilla debe ser dividida”.
Y el eremita menor, no pudiendo razonar más, dijo: “Si ésa es tu voluntad, quebremos la escudilla”.
Entonces el rostro del eremita mayor se puso más oscuro que la noche, y gritó: “¡Ah! Maldito cobarde, no quieres reñir”.

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