lunes, 24 de enero de 2011

UNA PERRA DE PARTO
Una perra preñada, no tenía dónde alumbrar a sus hijos y suplicó a una compañera:
- Mira el estado en que me encuentro…Por favor, déjame ocupar tu covacha.
- Es tuya mi casa hasta cuando sea necesario.

Pasados unos días, la dueña la visitó para decirle:
- Vengo por la vivienda. Ya no debes necesitarla.
- ¡Ay, amiga! Dame un tiempecito más hasta que mis cachorros puedan valerse por sí mismos. ¡Sé buena conmigo!
Vencido el nuevo plazo, la dueña solicitó su perrera; mas la huésped, mostrando los colmillos, se apertrechó y le dijo:
- ¡De aquí me sacas muerta! ¡Me quedaré hasta cuando me dé la gana!

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