sábado, 22 de enero de 2011

EL EMPERADOR
Cuentan que, en la antigua China, el  emperador mandó a llamar al gobernador de una provincia a quien planeaba quitarle el puesto, por los malos comentarios que había escuchado de su gestión. El gobernador le rogó al emperador que le permitiera quedarse un período más en el cargo, que había aprendido en esos tres años y que iba a cambiar. El emperador aceptó.

Al finalizar el siguiente período de gobierno sólo escuchaba maravillas acerca del gobernador. Lo mandó a llamar y le dijo: “Voy a premiarte por tu excelente gestión”. Pero el gobernador le respondió: “Su Majestad, no merezco el premio. En mi primer gobierno fui íntegro, no recibí coimas de personas influyentes, seguí las reglas y políticas cuidando los intereses del reino. No cedí ante presiones de la realeza. Pero a usted le hablaron mal de mí. En el segundo período, hice lo contrario. Acepté coimas e influencias y satisfice todas las demandas de la realeza, aun cuando iban en contra de los intereses de Su Majestad. El resultado fue que le hablaron maravillas de mi gestión”.

Cuentan que el rey le pidió disculpas al gobernador y lo ascendió a primer ministro.

Vivir sobre la base de valores implica, muchas veces, sacrificar beneficios en el corto plazo. Cuando uno vive sobre la base de valores, termina no siendo popular.

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