domingo, 23 de enero de 2011

M A D R E
Cuenta una antigua leyenda que un niño que estaba por nacer le dijo a Dios, "Me dicen que me vas a enviar mañana a la tierra, pero, ¿cómo vivir tan pequeño e indefenso como soy?".

El Señor le respondió, "Entre muchos ángeles, escogí uno para ti que te está esperando. Él te cuidará".
Pero, dime, "Aquí en el cielo no hago más que cantar y sonreír, eso basta para ser feliz".
"Tu ángel te encantará. Te sonreirá todos los días y tú sentirás su amor y será feliz".
"¿Y cómo entender que la gente me hable, si no conozco el extraño idioma que hablan los hombres?".
"Tu ángel te dirá las palabras más dulces y más tiernas que puedas escuchar; y con mucha paciencia y cariño te enseñará a hablar".
"¿Y qué haré cuando quiera hablar contigo?".
"Tu ángel te juntará las manitos y te enseñará a orar".
"He oído que en la tierra hay hombres malos. ¿Quién me defenderá?".
"Tu ángel te defenderá aún a costa de su propia vida".
"Pero, estaré siempre triste porque no te veré más, Señor".
"Tu ángel te hablará de mí y te enseñará el camino para que regreses a mi presencia, aunque yo siempre estaré a tu lado".

En ese instante, una gran paz reinaba en el cielo, pero ya se oían voces terrestres. Y el niño presuroso repetía suavemente, "Dios mío, si ya me voy, dime su nombre. ¿Cómo se llama mi ángel?".
Y el Señor le respondió, "Su nombre no importa. Tú le dirás 'mamá'".

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