LA LABOR DE LA MADRE TERESA

La labor de la madre Teresa no es evangelizar, dar primeras comuniones ni hacer conversiones. El único objetivo de sus famosas misiones es el amor, es hacer caridad en más de 100 países en todo el mundo; a los desahuciados, por ejemplo, buscan darles una despedida digna de esta vida; a los enfermos con SIDA o lepra, su misión es darles consuelo en el momento de su  muerte. Sobre todo, hacen oración, guiando a los enfermos con la palabra de Dios.

Para cumplir su misión, adquirió una casa frente al templo de la diosa Kali.

En cierta ocasión, la madre Teresa recibió en Calcuta a dos ingleses que le habían llevado un donativo de 10 mil libras esterlinas; de pronto tocaron a la puerta, y al abrir ahí una de las misioneras:

- Madre –le dijo angustiada-, tenemos una emergencia muy grave: ha llegado un moribundo con uno de los brazos completamente agusanado…seguramente morirá en menos de una hora y la única habitación disponible es ésta, en la que está usted con estos señores extranjeros.

La madre Teresa fue de inmediato a ver al moribundo y se puso de rodillas ante el desdichado: con una enorme ternura lo acariciaba, al tiempo que le cantaba arrullándolo para que se durmiera. El hombre se encontraba en grado tal de descomposición que había perdido parte de la carne del rostro y se le veían las muelas. Los dos ingleses, que habían contemplado toda la escena, no pudiendo tolerar la peste, la mugre y las moscas, le dijeron a la madre Teresa que se iban y que le dejaban el donativo. La madre, entonces, se les quedó viendo, no hizo comentario alguno, abrazó al leproso y le dio un beso junto a las llagas del rostro. Ambos ingleses hicieron un rictus de asco y dijeron:

- Madre, ¡qué horror! Ni por 10 mil libras esterlinas haríamos lo que usted acaba de hacer…

Y ella, con dulzura que la caracteriza, les respondió:

- Ni yo tampoco, mi estimado lord: este beso no vale 10 mil libras esterlinas…Recuerde siempre que si algo tiene precio no vale la pena; sólo lo barato se compra con dinero.