viernes, 21 de enero de 2011

EL ANCIANO
Cuentan que un anciano ya no podía salir de cacería para alimentar a su familia, razón por la cual le pide a su hijo que se encargue de ello. El hijo sale a cazar y regresa rápidamente con un conejo para la cena. Al día siguiente regresa sin haber cazado nada y se excusa diciendo que no hay animales. Al día siguiente tampoco trae nada y se excusa nuevamente.

Intrigado, el anciano sale a verificar cómo cazaba su hijo, y lo encuentra sentado junto a un árbol. El anciano le pregunta qué hace allí. El hijo le responde: “Silencio, estoy esperando que los conejos se estrellen contra el árbol. ¿Te acuerdas del primer conejo que traje a casa? Bueno, ese lo recogí cuando se estrelló contra el árbol. Sé paciente, padre, seguro que más tarde otro se estrellará contra el árbol.

Cuantas veces, como en esta historia, nos quedamos esperando que los éxitos en la vida nos vengan de pura suerte o damos excusas para encubrir nuestra falta de responsabilidad y perseverancia.

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