miércoles, 19 de enero de 2011

DESPUÉS DE LA MUERTE
El emperador mandó llamar al maestro Zen Gudo para que se presente ante él:
—Gudo, oí decir que usted es un hombre que todo lo comprende —dijo el emperador. —Me gustaría saber qué le sucede al hombre iluminado y al pecador después de la muerte.
—¿Cómo puedo saberlo? —respondió Gudo.
—Pero, al final de cuentas, ¿no es usted un maestro iluminado?
— Sí, señor. ¡Pero no soy un maestro muerto!

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