sábado, 22 de enero de 2011

EL DISCÍPULO QUE CAMINABA POR EL BOSQUE
Cuentan que un discípulo caminaba por el bosque y se pinchó el pie con una espina. Mientras trataba de sacársela con dolor, vio que venía una persona de mal vivir por el mismo sendero. Esta persona no sólo no se detuvo a ayudarlo, sino que se encontró una moneda de oro en el mismo lugar en el que él se había pinchado. Muy molesto, el discípulo le comentó a su maestro: “¡No es justo! Yo soy una persona buena, estoy dedicado a meditar y a servir, y me hinco con una espina. En cambio, aquél es una persona de mal vivir, que hace daño a mucha gente, y se encuentra una moneda de oro”.el maestro respondió: “Discípulo, ésa es la ley del karma. Tú deberías haber muerto en este camino, asesinado por una banda de ladrones, pero por tus buenas acciones sólo te hincaste el pie. Aquél debería haber sido el rey de este territorio y tener montañas de oro, pero como se dedicó al mal vivir, sólo encontró una moneda”.

En nuestra vida, cosechamos lo que sembramos. Recibimos frutos o espinas de las decisiones que tomamos. No podemos impedir que el futuro nos depare dificultades, pero sí podemos decidir cómo reaccionar ante ellas.

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